A tenor de los resultados de la encuesta que hice hasta hace unos días, voy a continuar la línea comenzada el pasado día 1 con un nuevo artículo con recomendaciones sobre armario. Si el primero fueron una serie de consejos sobre buen vestir, esta vez regreso a mi tema fetiche: los zapatos.
- Deja descansar los zapatos al menos un día entre usos. Si tiendes a sudar demasiado, que sean dos. Para evitar que la piel se acartone, es fundamental dejar que el zapato se seque de forma natural ya que, de lo contrario, se resentirá notablemente la comodidad del mismo. La piel del zapato necesita respirar y evitaremos así que absorva el sudor.
- Utiliza hormas de madera cuando no uses los zapatos. Si bien no es necesario que se trate de carísimas hormas de cedro, es recomendable que sean de madera, pues ayudan en el proceso que señalaba en el punto anterior, facilitando el secado de la piel y absorviendo la madera parte del sudor. En caso de que el zapato llegara mojado por la lluvia u otras circunstancias, será conveniente introducir papel de periódico en su interior y, una vez estén casi secos, introducir las hormas correspondientes. Nunca expondremos el zapato a una fuente directa de calor, siendo conveniente que se sequen de forma natural.
- Utiliza productos de calidad a la hora de limpiar los zapatos. Aunque los mejores fabricantes de zapatos suelen tener también líneas de productos de limpieza y cuidado, también hay marcas españolas que darán una calidad acorde a nuestras necesidades. Es tan importante utilizar un buen betún como no abusar de él, ya que nuestra intención es lustrar el zapato y mantener hidratada la piel, pero no generar una capa externa que no sólo modificará con el tiempo el color natural del zapato de forma artificial, sino que además impedirá a la piel de éste respirar, con el consecuente deterioro del aspecto final. Es recomendable limpiar el zapato con agua tibia para que los poros del cuero se abran. También es fundamental el material de los cepillos, siendo recomendables los de pelo de caballo.
- Cepilla el zapato cada vez que acabes de utilizarlo. Es recomendable para evitar que el polvo y la suciedad penetren en la piel, acortando así su vida útil. En caso de guardar los zapatos para un tiempo más largo, procuraremos aplicarles una capa de betún para almacenarlos de forma adecuada.
- No lleves al zapato al límite, trátalo antes de que sea tarde. Los buenos fabricantes de zapatos suelen ofrecer un servicio de «recrafting» que puede ir desde un cambio de tapas hasta una reforma integral del zapato, sustituyendo íntegramente la suela y reavivando la piel de éste.